La Europa de los Derechos en la complejidad del siglo XXI

Fuente: Levante-EMV Web de la noticia  20.08.2016

MARISA BAENA

¿Dónde está la Europa social?, ¿dónde la Europa de los derechos humanos y no solo de los mercados, dentro y fuera de unas fronteras cada vez más difuminadas, primero con la fallida salida de Grecia y ahora con la retirada de Reino Unido? La aplicación de las políticas de austeridad en los Estados miembros está deteriorando el Estado de Bienestar del que disfrutábamos algunos y al que miraban esperanzados los países de reciente ingreso. Y esto se se traduce en el aumento de las desigualdades entre la población, en exclusión social y en el ascenso de partidos ultraconservadores con mensajes xenófobos.

Estamos asistiendo a una Europa insensible, sin respuestas políticas e institucionales y que reacciona mal ante la amenaza de personas que huyen de la guerra, hambre y terror provenientes de África y Oriente Medio, externalizando la solución en Turquía, a través de acuerdos económicos que quieren ejercer de muro de contención bordeando la legalidad. Todo ello sin pensar en qué situación quedan esos millones de personas, ni en todos aquellos que mueren día tras día en el Mediterráneo. Y cuando la desesperanza y la angustia no son escuchadas, tenemos el caldo de cultivo para que surja la barbarie, ya que el principal acicate del terror es la marginación, la pobreza, el no tener qué perder, y la maldad que empuja a las mafias y los fundamentalismos a hacerse fuertes frente a las desdichas.

Mientras, miles de voluntarios de ONGD trabajan en la ayuda humanitaria y se desplazan a las zonas de conflicto y transfronterizas, para llevar a cabo labores sanitarias y de salvamento. Por ello es importante lanzar un mensaje positivo y poner en valor el trabajo acometido por estas organizaciones de la sociedad civil que intervienen a través de proyectos de cooperación, para promover el progreso económico social y sostenible en distintos países del mundo.

Con ese mismo propósito, UGT-PV como agente de cooperación a través de su Instituto Sindical de Cooperación al Desarrollo (ISCOD) trabaja para hacer oír la voz de los trabajadores de los países en desarrollo en los procesos de diálogo social, garantizando un movimiento sindical fuerte y articulado, con capacidad para mejorar las condiciones de vida en sus países. Y no estamos solos, trabajamos en red con otras organizaciones civiles y sindicales de carácter progresista a escala autonómica, nacional, europea e internacional para organizar y movilizar a la ciudadanía y a las personas trabajadoras, para poner en marcha iniciativas que comprometan a los gobiernos e instituciones, con los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas y con la Agenda 2030, la estrategia de crecimiento de la UE para la próxima década, como hoja de ruta para romper la enorme brecha que tenemos en el mundo.

Y ahí es importante resaltar que cuando hablamos de cooperación al desarrollo, y de destinar el 0,7 % del PIB a esta materia, estamos hablando no solo de proyectos en países empobrecidos, que ya en si es mucho, sino de justicia social, de paz, de respeto a los derechos humanos, dentro y fuera de nuestras fronteras, de educación, de futuro para quienes hoy no lo tienen.

Es necesario, por tanto, que los acontecimientos sucedidos durante este trágico verano nos lleven a un cambio positivo, hacia la solidaridad, el respeto a los derechos humanos y al compromiso de valencianas y valencianos junto a un gobierno progresista que promueva la igualdad, la democracia y el trabajo decente, desde el convencimiento de que, si ponemos a las personas primero, otro mundo es posible. Por delante de religiones, de mercados, por delante de fronteras e intereses partidistas. Siempre. Las personas primero.